Friday 6 March 2009

Me gusta cuando los franceses me dicen “Adgriaaná”, con la erre pronunciada a lo sargento Totó (el de la pantera Rosa). Alargan la segunda "A" y acentúan la palabra al final. Me encanta, me enamoro, no lo puedo evitar. Hoy, hablando por teléfono con Laurent, me enamoré otra vez, pero no de él sino de mí, y no de mí sino de mi nombre, de mi nombre pronunciado por él. Por él y por cualquier otro francés, me da igual. Mi nombre, pronunciado en idioma francés, es suave y musical. En español, en cambio, suena violento y agresivo. La combinación de la letra “ERRE” con la “DE”, y el acento prosódico sobre la segunda "A" (“ADRRRRRIANA”) forman una combinación bastante desafortunada.